Las grasas omega-3 son grasas poliinsaturadas esenciales (Polyunsaturated fatty acids o PUFAs, por sus siglas en inglés), necesarias para la digestión saludable, actividad muscular, coagulación sanguínea, agudeza visual, memoria y mucho más.
La mayoría de las grasas omega-3 son consideradas “grasas esenciales” ya que el cuerpo no puede elaborarlas. Tienen que obtenerse de la alimentación. Sin embargo, hay mucha confusión cuando se trata de cuáles son las grasas omega-3 necesarias para optimizar la salud.
Las grasas omega-3 podrían obtenerse de plantas y animales marinos, como peces y kril. Sin embargo, estas fuentes proporcionan tipos muy diferentes de grasas omega-3, y no son de ninguna manera intercambiables.
Diferencias básicas entre las grasas omega-3 de origen marino animal y vegetal
Las grasas omega-3 de origen animal, que se encuentran en el aceite de pescado, aceite de bacalo y de kril –contienen principalmente ácido docosahexaenoico (DHA), un PUFA de cadena larga que consta de 22 carbonos y el ácido eicosapentaenoico (EPA), que tiene 20 carbonos.
Las grasas omega-3 de origen vegetal –que se encuentran por ejemplo en la linaza, aceite de linaza, semillas de chía, nueces y verduras de hoja verde– contienen ácido alfa-linolénico (ALA), es cual es un PUFA de cadena corta que consta de 18 carbonos. Las grasas omega-3 de origen vegetal no contienen DHA y EPA en lo absoluto algo que es importante comprender.
De hecho, ALA es un precursor de DHA y EPA, razón por la que algunos indican que simplemente podrían consumir grasa omega-3 de origen vegetal. Sin embargo, se requiere de una enzima para convertir el ALA más corto de 18 carbonos en grasas omega-3 de cadena larga, pero de hecho en la mayoría de las personas, esta enzima no puede convertir suficiente cantidad de ALA en EPA, e incluso podría convertir una menor cantidad de DHA.
Por lo general, menos del 1 % de ALA se convierte en EPA. Algunos estudios han encontrado que la tasa de conversión es tan baja como de 0.1 a 0.5 %.1 Por lo que, aunque el cuerpo puede convertir una pequeña cantidad del ALA en grasas omega-3 de cadena larga, es una estrategia muy deficiente y en ningún caso podría ser tan beneficiosa como tener un suministro “directo” de DHA y EPA de fuentes marinas.
Es importante destacar que los ácidos grasos de cadena corta son utilizados por el cuerpo como fuente de energía, mientras que los ácidos grasos de cadena larga–los que tienen 20 o más átomos de carbono—en especial, DHA y EPA, son elementos estructurales que realmente forman las células.
Quizá, sea la diferencia más significativa entre las fuentes de origen vegetal y animal, y la razón por la qué no son intercambiables, en términos de salud.
Como elementos estructurales, DHA y EPA son particularmente importantes para la división celular y función de los receptores celulares. Además, desempeñan un rol importante en las reacciones antiinflamatorias. Lo ideal sería obtenerlas al consumir pequeños pescados grasos libres de toxinas o suplementos de aceite de pescado de alta calidad como los productos de la marca LÝSI originaria de Islandia.

Referencias
- Agency for Healthcare Research and Quality website. Omega-3 fatty acids and cardiovascular disease: an updated systematic review. effectivehealthcare.ahrq.gov/products/fatty-acids-cardiovascular-disease/research. Updated April 2018. Accessed January 13, 2020.
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